La filosofía es hoy más bastante impopular en América. Dice Marco Rubio, con su característica falta de elegancia: “Necesitamos más soldadores y menos filósofos”. El Gobernador Pat McCrory de Carolina del Norte también señala la filosofía como una disciplina que ofrece “carreras inútiles” que no ofrecen “ninguna oportunidad de conseguir empleos para la gente”. En todo el país existe un entusiasmo sin freno por las disciplinas llamadas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), que parecen tan rentables. Aunque todas las humanidades sufren desdén, la filosofía es la que atrae especial atención negativa, quizás porque además de parecer inútil, también parece vagamente subversiva, una amenaza a los sensatos valores tradicionales.
Éste no ha sido siempre el caso. A lo largo de su historia en Europa, la filosofía ha sido una y otra vez objeto de críticas por parte de las fuerzas de la tradición y de la autoridad. La fundación de América, sin embargo, fue diferente: los fundadores eran hombres de la Ilustración, impregnados de las ideas y de las obras de Rousseau, Montesquieu, Adam Smith y de los antiguos griegos y romanos, especialmente Cicerón y los estoicos romanos. Como hombres de la Ilustración, se enorgullecían de regirse por la razón y la argumentación en lugar de por la tradición no examinada. Su independencia intelectual y su pensamiento teórico fueron de gran utilidad a la hora de establecer una nueva nación. Hemos caminado mucho desde entonces, nos hemos alejado mucho de esas raíces, y no en la buena dirección. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: filosofiadelcuento.blogspot.com.es
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