viernes, 30 de septiembre de 2016

LA LITERATURA INFANTIL HOLANDESA: UN REFERENTE MUNDIAL. Por Francisco Giraldo Jaramillo (Revista Arcadia)

Tiuri, un joven de 16 años que va a ser nombrado caballero al día siguiente, está en una capilla pasando la noche en vela. No habla, no se mueve y no hace caso a los ruidos extraños, tal y como lo dicta la tradición de la Caballería. En medio de la noche llega un desconocido que con insistencia llama su atención. Incumpliendo las normas, pero siguiendo su intuición, Tiuri decide atender al extraño visitante: este le encarga una carta que debe ser entregada sin demora al Caballero Negro de Escudo Blanco, quien tiene que enviársela al rey de Unawen, un reino vecino. Tiuri, al ver que el Caballero Negro de Escudo Blanco está malherido y que es incapaz de cumplir con la misión, decide llevar él mismo la carta, desobedeciendo todas las reglas y corriendo incontables riesgos.

Así inicia Carta al rey, de Tonke Dragt, uno de los clásicos más importantes de la literatura infantil holandesa. Luciënne van der Leije me confió que hace poco le leyó esta historia a su hijo de 9 años, y que después de unas cuantas páginas, este último afirmó sin rodeos: “Es el mejor libro que he leído en mi vida”. Y no es para menos: en 1963, un año después de su publicación, Carta al rey recibió en Holanda el premio a mejor libro infantil del año, y en 2004 ganó el Griffel der Griffels (el “premio de premios”): fue seleccionado, entre los ganadores a mejor libro infantil del año de los últimos 50 años, como el mejor libro para niños de la segunda mitad del siglo XX en Holanda. Y es que Carta al rey no es un típico cuento de hadas, sino que consiste en una verdadera novela histórica, afirma tajante Van der Leije (que trabaja precisamente para WPG, el grupo editorial que publicó este libro hace 53 años): es una compleja pero dinámica narración que elabora un mundo ficticio donde entran en juego temas tan reales como la tradición, la nobleza, la lealtad, la valentía y la traición.

Desde hace varios años, Holanda se ha consolidado como un punto de referencia en literatura para niños. Además de que algunos de los escritores e ilustradores de historias infantiles más conocidos en el mundo son holandeses, ese país se ha convertido en un punto neurálgico en términos comerciales: Van der Leije calcula que las editoriales holandesas firman más de 100 contratos al año para vender los derechos de sus libros infantiles, y afirma que cada vez es más común ver libros holandeses en las librerías alemanas, chinas, mexicanas y colombianas. CONTINUAR LEYENDO

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