"La literatura debe ser entretenida, afirman con frecuencia los propios escritores, y el publico asiente. Que obligación mas rara; no debe ser profunda, sino entretenida. El mayor pecado de la literatura, dicen también, es aburrir. Sin embargo, a mi me gustan algunos libros que a ratos me aburren y a ratos me inquietan y sobre todo que a ratos me exigen trabajo. Porque he ahí el quid: lo que entretiene no exige esfuerzo; es inocuo, anodino, puede ser gracioso e ingenioso, ocurrente e incluso inteligente, quizá, en el mejor de los casos, provocar una emocion estetica, pero no debe costar trabajo. La literatura como laxante, que no haya que apretar. La literatura como soma, para que no se nos vaya a ocurrir ocupar la mente con algo desagradable o inquietante; no inquietante como un serial killer de mentirijillas, sino inquietante como algo que no nos deja seguir siendo como eramos antes de leer el libro, que nos saca de la cómoda horma en la que hemos ajustado nuestras vidas."
"La épica es siempre servil, convierte la literatura en herramienta propagandística, pues no existe épica sin simplificación, sin división entre buenos y malos decididos de antemano. La literatura suele acudir dócilmente al llamado del poder, o al llamado de quien quiere conquistar el poder. No ha habido ningún dictador sin su cohorte de poetas, encargados de operar esa transmutación en las conciencias por medio de la cual los crímenes se convierten en actos heroicos o cuando menos necesarios."
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