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miércoles, 5 de febrero de 2025

"PROFES: EL OBJETIVO PRINCIPAL DEL NUEVO FASCISMO". Antonio Maestre, elDiario.es 02/02/2025

Independientemente de quién gestione la educación en cada comunidad autónoma, la presión ejercida a través de la opinión pública, los alumnos ideologizados, influidos por familias reaccionarias y el contenido de redes sociales, y la presión de los partidos filofascistas hacen pensar que el tiempo que espera al personal docente será duro

No es un ejercicio retórico el que planteo. El profesorado, sobre todo de izquierdas, incluso aquel que sin sentirse de izquierdas cree en el respeto de los derechos humanos y se dedica solamente a enseñar lo que tiene que enseñar, está en peligro porque es uno de los principales objetivos de la contrarrevolución reaccionaria en la que nos vemos inmersos.

El vicepresidente de los EEUU, J.D. Vance, no disimuló al plantear sus objetivos cuando en una conferencia de los conservadores a nivel internacional lo expresó sin paños calientes: “Los profesores son nuestros enemigos”. El discurso versaba sobre cómo a su parecer en la academia predominaban las ideas liberales y progresistas que habría que combatir, y como ahora está haciendo Donald Trump, perseguirlas. Ha comenzado por los funcionarios de justicia que le juzgaron, pero no va a parar.

El nuevo macartismo que está llevando a cabo Donald Trump contra todo aquel que identifique con un fantasma llamado “woke”, que no es más que una manera de etiquetar a quien crea en la diversidad, la igualdad y la justicia social, tiene como objetivo una purga ideológica que le permita homogeneizar las administraciones para llevar a cabo su plan de desdemocratización. En ese plan la educación ocupa un lugar preeminente y para ello el profesorado es su primer dique a tumbar. No tardaremos en ver cómo esas persecuciones pasan de los discursos a los hechos instaurando el miedo y la autocensura para que a nadie se le ocurra enseñar valores de respeto al prójimo y que se le ocurra sancionar a estudiantes que insulten de manera homófoba o inculquen que las personas trans tienen derecho a existir y que su vida importa.

El fascismo nunca ha desaparecido, simplemente adopta máscaras que le permiten adaptarse a su tiempo y conseguir con sus nuevos ropajes introducirse en las mentes de quienes rechazarían sus formas antiguas. Pero las nuevas formas no cambian sus maneras de proceder y siempre elige los mismos objetivos, las mismas herramientas y el mismo modo de operar contra la alteridad y contra aquellos que señala como enemigos. Para lograr todos sus fines es imprescindible acotar la disidencia desde sus orígenes y por eso siempre la educación se encuentra entre sus obsesiones. No hay expresión nueva del fascismo que no señale al profesorado como un elemento a disciplinar.

En España es conocida la obsesión con lo que los fascistas llaman ideología de género, que según su enferma consideración es utilizada para adoctrinar a menores. El pin parental fue la clave de bóveda del principio de actuación de nuestros fascistas patrios para señalar que el profesorado estaba en cuestión y que era preciso establecer una tutela parental sobre el trabajo de los docentes para decirles qué pueden hacer y qué es inaceptable. Lógicamente esas campañas de acoso y derribo contra los docentes tienen concreciones aunque no sean capaces de llevar a cabo hasta el extremo sus políticas. Los alumnos se empapan de lo que ocurre y cualquier elemento que puedan usar para cuestionar la autoridad del profesorado lo usarán en su beneficio generando una sensación de incomodidad permanente en el personal docente que les llevará a la autocensura para no tener problemas en su desempeño laboral.

No va a mejorar la situación. Independientemente de quién gestione administrativamente la educación en cada comunidad autónoma, la presión ejercida a través de la opinión pública, los alumnos ideologizados, influidos por familias reaccionarias y el contenido de redes sociales, y la presión de los partidos filofascistas hacen pensar que el tiempo que espera al personal docente será duro. No podrán defenderse solos y necesitarán que quienes creen que la educación pública es el único camino efectivo para la libertad del individuo se sitúen a su lado y ejerzan sin miedo y con coraje de escudo contra quienes se fajan en solitario para defender desde la base nuestra democracia y los derechos humanos más elementales. Defender hoy al profesor de tus criaturas es asegurar que en el futuro sean independientes y libres, a salvo del odio y la discriminación.

jueves, 17 de octubre de 2024

"¡ALERTA, PANTALLAS!". El impacto de la digitalización en el desarrollo infantil, en el territorio y en nuestro futuro como sociedad. VVAA, CTXT

En pocos años los dispositivos digitales –smartphones, tabletas, ordenadores, pizarras digitales, etc.– han ocupado nuestras escuelas debido a las decisiones de los responsables políticos. Este proceso de digitalización de la educación, que hasta hace poco avanzaba a un paso lento, aunque constante, se aceleró a partir del año 2020, después del cierre de escuelas, institutos y universidades durante el confinamiento por la covid.

Profesorado, familias, organizaciones y expertos comenzamos a sentir y constatar cada vez con más fuerza los efectos nocivos para niñas, niños y adolescentes de la exposición constante a pantallas, dentro y fuera de las aulas. Parece ya incuestionable que las pantallas no mejoran los procesos educativos, sino que los deterioran. La adicción a los dispositivos móviles hace que tanto la concentración como la comprensión lectora se desplomen. Se multiplican los casos de ciberacoso escolar, los pequeños están cada vez más expuestos a contenidos violentos, se deteriora la memoria y se extienden problemas de salud como la obesidad. Lo ideal, hasta los seis años, es no estar expuesto ningún tipo de pantalla. Neurocientíficos e investigadores como Desmurget afirman que la introducción de dispositivos digitales en el colegio ha sido un desastre y que estos son nocivos, venenosos, para el desarrollo del cerebro. Una afirmación que parece confirmar los desastrosos resultados del último informe PISA, donde se apunta explícitamente a las pantallas como uno de los grandes responsables.

No es por tanto de extrañar que algunos países, como Suecia, estén paralizando la digitalización escolar. También aquí se ha abierto un debate social para prohibir los móviles en las escuelas, como ya han hecho Italia, Portugal o Francia. Como colectivo vemos necesario prohibir el uso de teléfonos en los centros educativos, una medida que debería ser el detonante para poner en cuestión la presencia excesiva de dispositivos digitales en los centros. Entendemos que la incompatibilidad demostrada entre digitalización y procesos educativos justifica replantear el modelo promovido por los dirigentes en todos los ámbitos educativos: infantil, primaria, secundaria y universidades. Necesitamos priorizar y fomentar la educación cara a cara. La interacción humana ha demostrado ser la mejor estrategia educativa. Por ello, apoyamos y animamos a todas las familias que se están coordinando para retrasar la edad de acceso a los dispositivos digitales, creando espacios seguros para sus hijas e hijos.


¿Es sólo un problema de la juventud? La digitalización de la vida es un problema social y ecológico que nos afecta a todos y todas. Los cuadros de adicción a las pantallas, y también sus impactos en la concentración y la capacidad crítica, se extienden a todos los grupos de edad. La implementación de algoritmos e inteligencias artificiales a cada vez más ámbitos de la vida plantea dificultades en nuestra convivencia. Disminuye la fiabilidad de la información y aumenta la incapacidad para generar un criterio propio, se reproducen y automatizan sesgos de género y clase, incluso en ámbitos como el de la justicia, se pierden puestos de trabajo, se extienden las lógicas de control social y vigilancia y, en un sentido amplio, erosiona nuestra autonomía y provocando que cada vez seamos menos capaces de comprender y decidir sobre nuestro entorno. CONTINUAR LEYENDO

martes, 17 de septiembre de 2024

"NUBES". Irene Vallejo. El País Ciudad de México / 03.09.2021

Sócrates, que tal vez sonrió ante su caricatura, sabía que la educación no es un juego: es lo que siempre está en juego

Tomo asiento en una sillita verde de dos palmos y descubro que, desde esa altura, la perspectiva cambia. En el aula donde tendrá lugar la reunión, padres y madres parecemos personajes huidos de Alicia en el país de las maravillas, tras haber comido un pedazo de pastel que nos provoca un crecimiento desproporcionado. Desde la humildad del asiento bajo y la postura ridícula, alzo los ojos hacia la sonrisa de giganta dulce de la maestra de mi hijo. Vuelvo a mi infancia; recupero imágenes nítidas de la luz que bañaba mi colegio, los palotes en el cuaderno, las canciones, las rimas y el perfil pecoso de un niño pelirrojo llamado René. Sentada en la silla verde miro de nuevo la escuela como la veía en la niñez: un teatro fascinante del juego y la palabra.

La escuela siempre ha sido un escenario de debate social. Hace 2.500 años, Aristófanes estrenó ante el público ateniense su comedia más famosa, Las nubes, donde caricaturizaba a Sócrates y la pedagogía innovadora de la época. Aristófanes, como buen conservador, se preocupaba por la decadencia de la enseñanza, y en algunas escenas parece anticipar nuestras guerras culturales del presente. Su discurso en Las nubes añora los buenos tiempos pasados, cuando los niños eran disciplinados, obedientes y respetuosos con sus mayores. “Por norma no se oía nada, ni un gruñido infantil, y todos caminaban por la calle guardando la compostura. Si uno de ellos hacía una payasada, le daban una tunda”. La didáctica de los palos era insuperable; en cambio, los métodos permisivos de la nueva educación convertían a los jóvenes en una panda de chicos pelilargos, flojos, charlatanes, liantes e inmunes a la voz de la autoridad. Al final de la comedia, un padre desatado decide zanjar el conflicto por la vía pirómana, y prende fuego al Pensadero, la escuela donde Sócrates impartía sus peligrosas enseñanzas. Sucede, y ahora hablamos de la realidad, que el filósofo sería condenado años después a beber una dosis letal de cicuta por corromper a la juventud con ideas nocivas.

La paradoja es que Sócrates y los corrompidos discípulos que continuaron su labor —unos tales Platón y Aristóteles, entre otros— son hoy recordados como una generación dorada. Ya no hay maestros como ellos, suspiran los elegíacos. Se diría que la educación está siempre degenerando. Los padres, en perpetuo estado de alarma y premonición de catástrofes, reincidimos en la ridícula costumbre de enseñar a los profesores cómo cumplir su tarea. Aunque el apocalipsis suele faltar a la cita, los profetas del fin del mundo no parecen perder un ápice de credibilidad. Y mientras discutimos sobre el declive de la enseñanza, olvidamos reivindicar la labor y el saber hacer de los maestros. Ya los agoreros antiguos, encantados con sus cataclismos, se desentendieron de minucias como reclamar mejoras y medios para esta profesión humilde, típica de quienes caían en desgracia y exiliados. “O se ha muerto o es maestro en alguna parte”, dice un personaje de comedia sobre alguien de quien no se tienen noticias. “Tuvo un oscuro comienzo”, escribe Tácito a propósito de un hombre que dio clase en su juventud.

Nieta como soy de maestros, me pregunto por qué no hablamos más a menudo de confianza y gratitud. Son profesionales con una misión exigente y visionaria: la escuela es el lugar donde primero edificamos el futuro, un espacio de crecimiento íntimo y colectivo. La figura de Sócrates ofrece uno de los ejemplos más antiguos del ascensor social en funcionamiento. Descendía de una familia humilde y cuentan que era el tipo más feo que merodeaba por Atenas. La fealdad no es un dato anecdótico: los griegos estaban tan obsesionados como nosotros por la belleza física. Llama la atención que aquel hombre de túnica raída, malcarado y sin pedigrí aristocrático, dejase una huella imborrable. Su historia de ascenso se truncó cuando lo procesaron, convirtiéndole en uno de los primeros maestros perseguidos de la historia. Él, que tal vez sonrió ante su caricatura en el teatro, sabía que la educación no es un juego: es lo que siempre está en juego.

domingo, 8 de septiembre de 2024

"¿POR QUÉ INTRODUCIR EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN LA ENSEÑANZA DESDE EDADES TEMPRANA? Carlos Javier González Serrano (elvuelodelalechuza.com)

En un escenario vital que va tan rápido y que se acelera progresivamente, enganchado enfermizamente a las dinámicas de productividad y rentabilidad, se olvida en muchas ocasiones el valor de la pausa y la lentitud y, asociado a él, el de la curiosidad y el asombro. Al aceptar sin cuestionamiento la aceleración de cualquier actividad y proceso vital, se pierde, también, la capacidad para detenernos y contemplar nuestro paisaje interior y exterior.

En este contexto, altamente tecnologizado y dominado por las pantallas y por el auge de la inteligencia artificial, la importancia de las humanidades -en particular de la filosofía- cobra un papel central, imprescindible, insustituible en términos individuales y sociales. Cuando alcanzamos la valentía para pensar nuestro mundo y nuestra circunstancia concreta, con ello impedimos igualmente ser víctimas de la perversa polarización y de la constante hiperestimulación a la que nuestros sentidos y nuestro intelecto quedan expuestos. Cuando todo va más rápido, resulta más sencillo caer en las garras de la manipulación, tanto emocional como intelectual.

Por todo ello deberíamos preguntarnos por la paulatina erosión que la filosofía y la ética, como disciplinas académicas, sufren en los planes académicos de los estudiantes. Sobre todo en el caso de los más jóvenes (en la educación secundaria); en paralelo, en el ámbito universitario, disciplinas como las filologías, la música o la historia del arte están sufriendo serios varapalos propiciados por el imperativo del provecho y del rendimiento. Ya lo denunció Friedrich Schiller hace más de dos siglos: «La utilidad es el gran ídolo de nuestra época, y a él deben complacer todos los poderes y rendir homenaje todos los talentos» (Cartas sobre la educación estética de la humanidad).

Se pide a los jóvenes que tengan más criterio propio y piensen por sí mismos mientras las humanidades sufren una silenciosa merma en la enseñanza. El conocimiento no puede ser esclavo del sistema productivo. Una educación que sólo enseña lo útil sólo sirve para servir sin pensar. No se trata de enseñar en las aulas, desde la niñez, la historia de la filosofía. En términos de psicología evolutiva, hay conceptos complejos (como los de belleza, justicia, igualdad, bondad o verdad) que necesitan cierto recorrido experiencial y un alto grado de madurez cognitiva para ser comprendidos, discutidos o desarrollados. Sin embargo, sí se puede mostrar, fomentar y educar en la actitud filosófica. Este es el punto clave. Porque, como apuntó Kant, no consiste en enseñar pensamientos, sino en invitar a pensar. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 2 de junio de 2024

"VOLVER A EDCUAR SIN PRISA". Un texto de ALBANO ALONSO

En el prólogo de Aurora (1881), Nietzsche adelantaba una necesidad cuya imperiosa urgencia retrata una de las fallas de nuestra era: la necesidad de “aprender la calma y la lentitud”.

El “tiempo de lento” al que se refería para aludir a una máxima que debía instaurarse en el trabajo del filólogo puede también ser aplicable a otras parcelas de nuestra cotidianeidad, como por ejemplo la escuela contemporánea: hemos desaprendido la habilidad de educar sin prisa, si es que alguna vez existió esta en la retina de nuestro recuerdo.

La pandemia reciente destapó las vergüenzas de una educación frágil que no puede soportar, como en otras esferas, la metamorfosis de un planeta sumido en la incertidumbre de los cambios. Vivimos en un continuo giro de guion advenedizo en lo climático, social y cultural. Y lo más preocupante es que lo vivimos en medio de la prisa, de lo que Nuccio Ordine llamaba “la lógica devastadora del fast”.

  Ya no sabemos educar despacio porque la celeridad es la máxima de la educación moderna, marcada por el goteo de un calendario académico que angustia. Asignaturas encorsetadas en tiempos y espacios encorsetados, donde ya no podemos pararnos a la sombra de árboles o bajo techos protegidos de la lluvia para buscar calor humano, ponernos a leer, intercambiar o mirarnos, solamente, los unos a los otros. Y compartir. Ya casi ninguna mirada da cobijo, porque la ausencia de pausas conduce a la clarividencia enlatada de verdades absolutas y al nacimiento del estremecedor nuevo privilegio de sentirse escuchado.

Porque educar sin prisa es, de alguna manera, educar en la sombra; educar en lograr entrelazar unos saberes con otros para no perder la capacidad de asombrarse: de ensombrecer una idea con otra idea, de los unos a otros, agazapados bajo el paraguas del conocimiento y el cobijo de las emociones. “He aquí el resorte del arte mecánico y misterioso de educar la razón sin rebajarse a cultivar los sentimientos y los afectos. Nunca asombrarse”, nos cuenta Charles Dickens en Tiempos difíciles (1854), donde el personaje del Sr. Gradgrind representa ese afán por traducir la educación de los hijos en la rentabilidad y el control asfixiante del tiempo, alejados de la capacidad de asombro. Porque educar con prisa es eso, una metáfora de los continuos requerimientos de la escuela contemporánea. En ella, los centros escolares actuales sobreviven afanosos en la superficialidad; sus miembros ya no conviven, sino que compiten por llegar antes y ganar una especie de carrera adelantando a los demás.

Educar con prisa nos ha traído la distopía de nuevas restricciones: prohibido aburrirse, prohibido ensuciarse las manos o los zapatos en el huerto, prohibido salirse de la programación escolar (hay incluso quien sigue el férreo dictado de un libro de texto diseño por una editorial), prohibido trepar más allá de lo que el remolino de normas y papeles nos señala. No podemos educar sin prisa en la educación de los plazos y de los asfixiantes controles burocráticos del “vuelva usted mañana”, aunque mañana sea, ahora, demasiado tarde. Ya no sabemos educar en la lentitud.

El movimiento impetuoso de educar sin prisa no es un susurro novedoso. Sobre la necesidad de enseñar lento, de conocer despacio, sin interrupciones pero con afán de cuestionar a ralentí múltiples formas del pensamiento único o lineal que no conduce a entender el mundo actual, han pensado filósofos y ensayistas de todas las épocas, atormentados por el tempus fugit. Ellos y ellas se han percatado de que la inmediatez entronizada es enemiga del pensamiento crítico, el que nos permite encontrarnos en el otro y escapar de los dogmatismos.

Solo educando sin prisa, sin la tiranía del corto plazo, enseñaremos la necesidad de la interdependencia. Protegernos y ayudarnos es ese magisterio que se ha perdido en una escuela rápida, fugaz, mecánica. Vivimos en un sistema educativo que incrusta en su engranaje aulas desbordadas de alumnado desatendido, porque es imposible darles lo que precisan en medio de la multitud y la prisa. Hace unos días un compañero docente me hablaba de cómo alumnos inmigrantes, desconocedores del idioma, lo agarraban del brazo para requerir su atención, en medio de su impotencia al no poder llegar a todos. Nunca hay tiempo para ellos: la trágica alegoría de lo que supone educar con prisa.

La forja de la educación como un requerimiento individual fundamental no puede darse en el correteo que impide detectar una dificultad a tiempo que lastra el aprendizaje de los débiles: el que se bloquea con una operación matemática, a la que le cuesta hacer los trazos de las letras o al que no entiende cuando el profesor explica. Joan Domènech lo dice claro en su Elogio de la educación lenta (Graó, 2014): “cuando hablamos de desacelerar, hablamos también de priorizar y, por lo tanto, de definir aquellas cuestiones que pueden ser más básicas y a las que debe destinarse más tiempo.” Lo básico es, también, darse cuenta de que el alumnado vulnerable fue el principal dañado el día en el que nos olvidamos de educar despacio. El día en que nos inhabilitaron para vivir en un mundo maduro, sin prisas.

En el debate educativo ocurre igual: los amantes de las prisas, los sumergidos en la filia a la velocidad, no reconocen la importancia del diálogo, la tertulia sosegada y el tiempo que requiere la construcción colectiva de los cambios en cualquier democracia. A medida que la virtud de la lentitud se pierde, en los centros comienzan a proliferar las actuaciones veloces, las resoluciones inmediatas, el pasilleo constante y las soluciones aparentemente fáciles a problemas complejos. Todo para olvidar que en medio de una educación con prisas estamos decidiendo apresuradamente sobre el devenir de uno de los derechos humanos más trascendentales, el derecho a ser educado de forma responsable.

En 1909, Filippo Marinetti publicaba en Le Figaro su Manifiesto Futurista. “Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad”, recogía uno de sus principios. Más de cien años después, el imperio de la fugacidad anunciado en los ismos deja un mundo sin memoria en el que olvidamos educar en el detalle, en lo germinal. Es tiempo ahora de volver a ello, reencontrarnos en debates intensos, reflexiones compartidas, discusiones enriquecedoras.

Repensarnos en miradas y palabras. Tiempo de volver a educar sin prisa.

domingo, 9 de julio de 2023

"NO LE GRITES TANTO AL NIÑO: LA NEUROCIENCIA NOS MUESTRA CÓMO EDUCAR EN EL SIGLO XXI". Un artículo de Carmen Pérez-Lanzac publicado en El País el 18 de junio de 2023

Los avances científicos de los últimos 20 años están alumbrando una revolución educativa. Castigos y amenazas, cuando son habituales, dañan el cerebro de los menores

Hay una mujer en Francia que está preocupada por la salud mental de los más pequeños y que tiene un mensaje con el que va a todos lados: necesitamos una revolución educativa, cambiar el trato que les damos a los niños. Los recientes avances neurocientíficos señalan que los castigos, los gritos, las amenazas no solo no funcionan, sino que acaban afectando al cerebro de los menores y causando cambios permanentes que, a la larga, les provocan problemas como depresión o ansiedad. Urge que muchos modifiquemos nuestra relación con los menores.

La idea de que hay que redefinir nuestra relación con los pequeños está muy extendida. Abundan las opiniones sobre este asunto, todo el mundo tiene la suya. Aunque los adoremos, a veces es complicado que no se escape un grito. La contención no es cosa fácil. En redes sociales, millones siguen a los gurús de la llamada “educación positiva”, aunque algunos no saben que este sector está viviendo un auge científico.

La mujer francesa con un mensaje es Catherine Gueguen (1950, Caen, Normandía), pediatra durante 28 años del hospital franco-británico Levallois-Perret, a un paseo del Arco del Triunfo de París. Cuando habla, Gueguen también aporta datos globales de Unicef: cuatro de cada cinco niños son sometidos a una educación violenta verbal o físicamente. El 80% de ellos recibe azotes o tortazos u otros castigos corporales. Y aporta los resultados de una reciente encuesta (octubre de 2022) en Francia: el 79% de 1.314 cabezas de familia reconocía usar violencia psicológica al educar a sus hijos. “Puedes pensar que la violencia no está muy extendida, pero créeme, lo está”, dice. “Como pediatra he oído a muchos padres contarme que cuando pierden los nervios castigan, amenazan o incluso golpean a sus hijos”.

Gueguen tenía 44 años cuando se publicó un libro que dio un vuelco al conocimiento de que disponíamos sobre nuestra mente: El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano, de 1994, del neurólogo de origen portugués Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2005. En él, el neuroinvestigador otorgó a nuestras emociones y sentimientos el papel que merecen en nuestro comportamiento. “No le dábamos importancia, lo considerábamos algo secundario”, dice Damasio por teléfono. “Y sin embargo, las emociones son esenciales. Quise darles el papel que les corresponde; son las que nos hacen humanos”. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 8 de abril de 2022

El monólogo sobre las diferencias entre educar a niños y adolescentes. Carles Capdevilla.

Una charla del periodista y divulgador Carles Capdevila revive en la red gracias al sentido del humor con el que concibe la paternidad y la crianza


Carles Capdevila es el director del diario catalán Ara y también padre de cuatro hijos. Cualidad personal que no destacaría en su currículo profesional si no fuera porque con sus charlas sobre la paternidad y la crianza, sustentadas en el humor, se ha convertido en uno de los divulgadores más populares de España. Su última ponencia sobre la educación de niños y adolescentes presentanda en el congreso Gestionando hijos, celebrado en Barcelona el pasado julio, ha revivido en la red dos meses después. Su monólogo acumula más de medio millón de reproducciones en YouTube, con un despunte a partir de mediados de septiembre cuando empezó a viralizarse a través de Facebook donde los visionados superan el millón y medio.


viernes, 27 de septiembre de 2019

"La disciplina de la imaginación." Conferencia pronunciada por Antonio Muñoz Molina en el Primer Ciclo de Conferencias "La educación que queremos" organizado por el Grupo Editorial Santillana.

No creo que pueda avanzarse mucho en la reflexión sobre el lugar de la literatura y de la palabra escrita en la enseñanza si no se revisa la absurda y rígida distancia que ha venido estableciéndose en España entre lo que se llama educación y lo que se llama cultura. Los escritores muertos o momificados por la gloria pertenecerían, para entendernos, al reino de la educación, y los vivos al de la cultura, lo cual no debe de estar muy lejos de aquel siniestro refrán del muerto al hoyo y el vivo al bollo. El muerto al hoyo de los manuales, de los apuntes y de los comentarios de texto, y el vivo al bollo precario, pero en ocasiones sustancioso, de las conferencias de postín y de los premios y los convites oficiales. ¿No hubo, hasta hace uno par de años, un Ministerio de Educación y otro de Cultura? Y aun cuando ahora están juntos, ¿alguien se ha parado ha pensar si hay alguna relación entre lo que hace la parte educativa del ministerio bífido y lo que hace su lado cultural, o lo que queda de cualquiera de los dos después de los traspasos a las autonomías?

Para ahondar más las diferencias, debe anotarse que la Cultura es el campo del prestigio, mientras que la Educación apenas ocupa páginas de verdadera relevancia en los periódicos, ni es motivo, en general, de la atención sincera y preocupada de los que se dedican al periodismo, y casi tampoco de los que se dedican a la política, incluso a la política educativa. Cuando un asunto relacionado con la enseñanza provoca titulares es infaliblemente porque está siendo usado como pretexto para alguna reyerta partidista. Se oculta así, por una mezcla de intereses y de falta de interés, lo que cualquier profesor y cualquier padre saben y sufren, que la educación, sobre todo la pública, está sometida a una degradación y un descrédito cada vez mayores, padecidos en la misma medida por quienes la imparten y por quienes deberían ser sus beneficiarios.

La cultura es un escaparate y una coartada, en ocasiones de lujo, sobre todo para los jerifaltes de las satrapías autonómicas y municipales que gastan sin el menor escrúpulo de responsabilidad presupuestaria. La educación es un oficio que ha sido despojado en los últimos años de toda su dignidad pública y de gran parte de su legitimidad moral. Para alcanzar la categoría de lo culto no es necesario saber, sino estar al día. Más que el maestro ilustrado y perseverante importa el nebuloso gestor de actos culturales, el intermediario que seguramente no sabe hacer de verdad nada, pero que se las sabe todas, y por lo tanto puede ofrecer al político lo que éste más aprecia y exige, un brillo de modernidad inatacable, un titular de periódico o unos segundos en la televisión.

Los planes de estudio y las temibles reformas educativas, que tienen la infatigable virtud de empeorar todo desastre, por definitivo que éste pareciera, marginan cada vez más no ya a los saberes humanísticos, como piensan algunos inocentes, sino a todos los saberes por igual: pero al mismo tiempo que el poder político perpetra lo que alguna vez he llamado la exaltación de la ignorancia, se inviste de cualquier manera y a cualquier precio de los oropeles más lujosos de la cultura. Pondré un ejemplo que me parece de una claridad aleccionadora. Hace unos años se celebró en Madrid una magnífica exposición de Velázquez, con motivo del tercer centenario de su muerte, a la que acudieron no sé cuántos cientos de miles de alumnos de enseñanza primaria y de institutos de bachillerato. En apariencia era una oportunidad de encuentro entre esos dos ámbitos ajenos entre sí de la educación y la cultura. Pero, dejando a un lado que la mayor parte de los cuadros pueden verse a diario en el Prado, y que las colas y las multitudes difícilmente permitían la contemplación de tantas obras maestras, cabe preguntarse con tranquilidad en qué medida estaban adiestrados la mayor parte de los alumnos para mirar y entender la pintura. Si desde los primeros años de la escuela no se han desarrollado en ellos sus habilidades casi innatas para el dibujo y la valoración del color; si en los planes de estudio la Historia de España, por no decir la Historia Universal, ha sido resumida en un vago híbrido que antes de la última reforma se llamaba ciencias sociales, cuando no en la historia (falsificada) de su comunidad autónoma o su comarca; si apenas han tenido ocasión de saber cuál es el pasado real del país donde viven y de conocer y gozar la literatura del tiempo en que vivió Velázquez; si es posible que muchos de ellos, por no saber, no sepan escribir correctamente ese nombre ni ponerle el acento, ¿cómo podrían juzgar y disfrutar esa pintura y mirar esos rostros que para ellos proceden de un mundo tan remoto como el planeta Saturno? Pero ya dije que no se trata de saber, sino de estar al día, y para estar al día no hay que estudiar ni entender a Velázquez, o a Goya, o a los pintores y arquitectos del tiempo de Felipe II cuyas obras se están recordando ahora en el Escorial: basta con haber estado en una exposición, con haber participado siquiera como figurantes en el espectáculo de la cultura. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 10 de diciembre de 2018

La rebeldía de lo bello, lo lento, lo humano. Entrevista en el periódico PÁGINA12 al investigador especializado en educación Carlos Skliar, autor de Pedagogías de las diferencias.

Defiende la escuela como el último lugar posible del tiempo libre para chicas y chicos, la conversación como espacio de enseñanza y aprendizaje, la variación de las elecciones en “el mundo de verdad”. Frente a la uniformidad, el espíritu pragmático y el mandato de la productividad, el investigador advierte sobre la necesidad de liberar la infancia de las urgencias y las lógicas adultas.

En el último tiempo las ideas de Carlos Skliar en torno a la educación ganaron una popularidad que todavía para él resulta extraña. Su libro Pedagogías de las diferencias (Noveduc), publicado a comienzos del año pasado, ya va por su quinta reimpresión. Investigador principal del Conicet, reconocido internacionalmente por sus aportes pedagógicos y filosóficos al campo de la educación, algunos de sus planteos parecen atentar contra el estado de las cosas de esta época en el que impera la velocidad, la hiperconectividad, el pragmatismo. Propone la defensa de lo que considera virtudes olvidadas por la humanidad, entre otras la conversación como forma de transmitir conocimiento, y el silencio como imprescindible para indagar los desafíos vitales. Pero sus reflexiones no van dirigidas a una tribu de anacoretas sino a maestros y maestras del Sur del mundo. Porque es en las escuelas, dice, donde todavía se puede apostar por espacios de libertad, que se rebelen contra los mandatos productivistas, y que se permitan la posibilidad de mostrar otros mundos posibles. “Hay una generación de chicos agotados, que además están confundiendo saber con saber buscar”, afirma. De lo que se trata es de que niños y niñas puedan vivir la infancia sin las urgencias adultas. Cuenta que los chicos le preguntan todo el tiempo qué les puede enseñar que no esté en Youtube. “Y lo que pienso es que lo que no está ahí son los vínculos que se han tenido, que se han dado a lo largo de la historia, con una cosa llamada libro, con una cosa llamada canción, con una cosa llamada pintura”, reflexiona en diálogo con PáginaI12.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Alain Touraine: “Los culpables de lo que pasa en educación no son los maestros, es el sistema”. El sociólogo francés reflexiona sobre del papel de la educación, la escuela y los maestros en el modelo social que describe para nuestros tiempos.

Sus 91 años no le impiden seguir pensando y compartiendo con claridad y lucidez sus ideas acerca de la sociedad que viene. El sociólogo francés, uno de los máximos representantes del pensamiento europeo y premio Príncipe de Asturias 2010 junto a Zygmund Bauman, advierte que hemos pasado de una sociedad posindustrial a un modelo postsocial donde la sociedad, tal y como la conocemos, se descompone en favor de un sistema donde predomina el individualismo.Durante su visita a Barcelona con motivo de la conferencia Encuentros BCN reflexiona en exclusiva para AIKA acerca de la educación que viene:

Ayer pensaba que no podría dar una conferencia en español, estaba casi seguro de que me iban a salir puras palabras italianas, porque actualmente hablo italiano todos los días y español casi nunca. Estaba un poco asustado, la verdad, pero ha funcionado.
Le escuché y se le entendió perfectamente. Ha explicado que lo social ha desaparecido, y que hemos de pensar en términos individuales. ¿Cómo encaja la educación en el paradigma que usted plantea?

Es muy sencillo. La educación en nuestras sociedades era definida como socialización. ¡Eso era horrendo! Es horrendo utilizar la educación como una manera de incorporar los individuos a la sociedad, que es un sistema de poder. La cuestión es reemplazar la socialización, como meta de la educación, por la famosa subjetivación. El papel de la educación es aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo, especialmente de cada joven. No solamente, pero la población más importante es esa.

Yo fui educado en un liceo público, pero también en mi familia, con los métodos antiguos. Es decir, el profesor, el maestro —una palabra clave: ¡el maestro!—, transmitía ideas universales: la ciencia, la patria, la familia, la cultura (con una C grande), los grandes valores, etc. a jóvenes que vivían en un espacio limitado. Hay que eliminar eso. Entonces, la idea era realmente muy buena: frente a un mundo campesino donde la gente estaba dominada por una burguesía local rentista, se podían acercar temas universales a través de la escuela pública (y contra la Iglesia católica prácticamente, en el caso francés). Yo he vivido eso durante muchos años, largos años de guerra, y no era el momento para discutir órdenes, pero recibir esa educación para mí fue realmente un sufrimiento. Yo fui muy infeliz en la escuela. 
¿La escuela de hoy en día está preparada para este cambio?

No. Yo creo que está muy atrasada, pero ha cambiado un poco. Lo que he descubierto, en el caso francés, es que un porcentaje relativamente alto de los maestros han cambiado. No son un 10% los que hacen otras cosas sino que hay un 30 o 40% que están tratando de cambiar la capacidad de expresión y de iniciativa de los jóvenes.

También he descubierto, con más distancia, que no son los maestros realmente los culpables de lo que pasa, es el sistema. El sistema es el ministerio centralizado y los sindicatos que viven del sistema. Aumentar el grado de autonomía e iniciativa para mí es fundamental. Primero, de los maestros, y segundo, y en consecuencia, de los alumnos. La burocratización de la escuela, de la educación, es responsable de este tipo de reproducción social. Cuando se discute sobre educación y hacen huelga en Francia, los sindicatos dicen que con 25 alumnos no se puede hacer nada, pero con 22 es muy fácil. ¡Es estúpido! No quieren cambiar nada. Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más.

El cambio no consiste en transformar la abstracción en actividades prácticas y de trabajar en una máquina. No se trata de eso, sino de dar más importancia, incluso en las notas de los alumnos (aunque hay que eliminar las notas lo máximo posible) a los medios técnicos y tecnológicos. Usando las palabras del mejor especialista en educación en Francia: hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la experiencia. Experiencia significa tecnología, pero también emociones y comunicación. No se puede aislar el conocimiento matemático, o a Platón, o la teoría de la relatividad, sino que es necesario vincular la experiencia, la interpretación y el análisis, no romper a favor de la abstracción, que es la reacción a lo concreto. No se debe eliminar lo concreto. Hay que pensar, por ejemplo, en colores, en formas, en movimiento… CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 11 de octubre de 2017

Crónica de la jornada “Las pruebas de la educación”. Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

El pasado 17 de marzo el Bizkaia Aretoa acogió las jornadas “Las Pruebas de la educación”. Expertos en el área de la enseñanza hablaron sobre los métodos que están en auge: aprendizaje por proyecto, método Doman, métodos basados en las inteligencias múltiples o lateralidad cruzada. Así como los distintos problemas en su aplicación a los que se enfrenta el sistema educativo. El éxito de público asistente, en su mayoría proveniente del ámbito de la enseñanza, demuestra el interés que despierta este área, donde a tenor de los expertos participantes, no hay evidencias científicas que respalden los programas implantados actualmente.

Los resultados de los informes que evalúan los conocimientos y habilidades del alumnado en diferentes países como el informe PISA generan una preocupación por obtener un buen puesto en el ránking. Esto incide en la búsqueda, por parte de la comunidad educativa, de metodologías que garanticen unos mejores resultados.

Así mismo, los avances en neurociencia y la investigación del funcionamiento del cerebro en el proceso del aprendizaje fomentan la búsqueda de ese método único, válido para todos. Estos dos factores provocan que en nuestras escuelas se implementen metodologías y prácticas educativas en base a descubrimientos aún sin afianzar. CONTINUAR LEYENDO

Entrada relacionada:
  1. Las ideas erróneas sobre educación entre el profesorado: prevalencia, causas y soluciones

Sobre la autoras: Enara Calvo, estudiante de periodismo, y Ziortza Guezuraga, periodista, son colaboradoras de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

miércoles, 20 de septiembre de 2017

El Dr Ovidio Neurólogo Pediatra, alerta sobre una tragedia silenciosa que se está desarrollando hoy por hoy en nuestros hogares. Un artículo del Dr. Luis Rojas Marcos Psiquiatra.

Hay una tragedia silenciosa que se está desarrollando hoy por hoy en nuestros hogares, y concierne a nuestras más preciosas joyas: nuestros hijos. ¡Nuestros hijos están en un estado emocional devastador! En los últimos 15 años, los investigadores nos han regalado estadísticas cada vez más alarmantes sobre un aumento agudo y constante de enfermedad mental infantil que ahora está alcanzando proporciones epidémicas:

Las estadísticas no mienten:
  • 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental
  • Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad)
  • Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente
  • Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años
¿Qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo mal?

Los niños de hoy están siendo sobre-estimulados y sobre-regalados de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana, tales como:
  • Padres emocionalmente disponibles
  • Limites claramente definidos
  • Responsabilidades
  • Nutrición equilibrada y un sueño adecuado
  • Movimiento en general pero especialmente al aire libre
  • Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y espacios para el aburrimiento
En cambio, estos últimos años se los ha llenado a los niños de:
  • Padres distraídos digitalmente
  • Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños “gobiernen el mundo” y sean quienes pongan las reglas
  • Un sentido de derecho, de merecerlo todo sin ganárselo o ser responsable de obtenerlo
  • Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada
  • Un estilo de vida sedentario
  • Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y ausencia de momentos aburridos

¿QUÉ HACER? CONTINUAR LEYENDO

martes, 20 de septiembre de 2016

Informe: Miradas sobre la educación en Iberoamérica 2016.

El Informe "Miradas sobre la educación en #Iberoamérica" supone una apuesta periódica para conocer la realidad de los países y acompañar las iniciativas encaminadas a incrementar la calidad de la #educación.

El Informe de 2016 se elabora a “mitad de camino” del proceso definido en su momento para alcanzar las Metas Educativas 2021 por lo que este año, el documento se centra en recoger datos que dan cuenta del nivel de avance en el logro del proyecto Metas 2021.

miércoles, 8 de junio de 2016

Victoria Camps: “La Filosofía ha sido invadida por la autoayuda, que no es pensar”

La catedrática de Filosofía Moral y Política, que ha ejercido la docencia en la UAB desde los inicios de la universidad del Vallès, reflexiona sobre la deriva de la educación superior.

Prácticamente se puede decir que fue de las que puso la primera piedra de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Victoria Camps es una erudita de la ética y la filosofía, asesora en ámbitos que van desde la educación hasta la política, pasando por el periodismo y la medicina. Sin embargo, dice que no es sabia sino “una amante de la sabiduría”. Una charla con ella se puede convertir en una clase de filosofía improvisada. Muy crítica con el modelo educativo actual, apuesta por una escuela que cuestione “lo preconcebido que se da como bueno”. La filosofía no da respuestas, pero ayuda, asegura.

Fuente: La Vanguardia

jueves, 17 de diciembre de 2015

El duro discurso de Martha Nussbaum sobre el futuro de la educación mundial

Al recibir el pasado jueves 10 de diciembre el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Antioquia, la filósofa norteamericana Martha Nussbaum pronunció un fuerte discurso contra los gobiernos del mundo y sus políticas de educación enfocadas solamente hacia la rentabilidad.

En el discurso, que ya se perfila como tendencia en Colombia en redes sociales, la filósofa plantea que el mundo se está encaminando hacia “naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes. Las democracias tienen grandes potencias racionales e imaginativas. También son propensas a algunos defectos graves en el razonamiento, al parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión de grupo. Una educación basada principalmente en la rentabilidad”.


"Estamos en medio de una crisis de proporciones masivas y grave importancia mundial. No me refiero a la crisis económica mundial que comenzó en 2008. Al menos entonces todo el mundo sabía que la crisis estaba ahí y muchos líderes mundiales trabajaron rápida y desesperadamente para encontrar soluciones. Tampoco me refiero a la crisis creada por el terrorismo internacional, eso también es reconocido por todos. No, me refiero a una crisis que pasa desapercibida, una crisis que probablemente sea, en el largo plazo, incluso más perjudicial para el futuro del autogobierno democrático: una crisis mundial de la educación. Dado que las democracias del mundo también están siendo desafiadas ahora por cuestiones de migración, terrorismo y comprensión mundial, esta crisis de la educación es potencialmente devastadora para el futuro de la democracia en el mundo.

Cambios radicales se están produciendo en lo que las sociedades democráticas enseñan a los jóvenes, y estos cambios no han sido bien pensados. Ansiosas de lucro nacional, las naciones y sus sistemas de educación, están descartando descuidadamente habilidades que son necesarias para mantener vivas las democracias. Si esta tendencia continúa, las naciones de todo el mundo pronto estarán produciendo generaciones de máquinas útiles, en lugar de ciudadanos completos que puedan pensar por sí mismos, criticar la tradición y entender el significado de los sufrimientos y logros de otra persona. ¿Cuáles son estos cambios radicales? Las humanidades y las artes están siendo eliminadas, tanto en la educación primaria/secundaria como en la técnica/universitaria, en prácticamente todas las naciones del mundo, vistas por los responsables políticos como adornos inútiles, en momentos en que las naciones deben cortar todas las cosas inútiles con el fin de mantener su competitividad en el mercado global, éstas están perdiendo rápidamente su lugar en los planes de estudio y también en las mentes y corazones de padres y niños. De hecho, lo que podríamos llamar aspectos humanísticos de la ciencia y las ciencias sociales - el aspecto creativo imaginativo y el aspecto del pensamiento crítico riguroso - también están perdiendo terreno, debido a que las naciones prefieren perseguir beneficios a corto plazo cultivando habilidades útiles y altamente aplicables, adaptadas a fines lucrativos.

Analicen estos dos ejemplos, ambos tomados de los EE.UU., pero ejemplos similares surgen en Europa, en la India (donde se ha centrado la mayor parte de mi propio trabajo de desarrollo), en el resto de Asia, en Australia y por supuesto en América Latina - en todas partes donde los políticos ven la educación sobre todo, como un medio para promover el crecimiento económico." CONTINUAR LEYENDO

jueves, 26 de marzo de 2015

Manifiesto por la Educación en Brasil: CAMBIAR LA ESCUELA, MEJORAR LA EDUCACIÓN: TRANSFORMAR UN PAÍS

CAMBIAR LA ESCUELA, MEJORAR LA EDUCACIÓN: TRANSFORMAR UN PAÍS

Los resultados obtenidos por la escuela no coinciden con lo propuesto por la LDBEN vigente, debido a que el sistema educativo se rige por un modelo obsoleto. Ciertamente se hicieron cambios. Sin embargo, los estudiantes no tienen tiempo para aprender, cuando sólo están al servicio de obtener buenas calificaciones. A pesar que la información sea accesible a los jóvenes como nunca antes, a través de libros, internet, juegos, personas, organizaciones y comunidades, las escuelas permanecen atrapadas en las formas arcaicas de transmisión de contenidos. Se siguen utilizando estrategias como clases colectivas frontales para estudiantes sentados en filas, estáticos e impedidos de expresarse y compartir sus ideas. La escuela aún no se da cuenta de que el aprendizaje sólo es posible cuando existe una relación entre las personas, y éstas están mediadas por el mundo.

Urge que los educadores y actuales gestores políticos entiendan que la escuela actual es estudio y esfuerzo, pero también, por otra parte, el aprendizaje implica la creación de vínculos afectivos. ¿Como cultivar afecto en la agitada vida cotidiana de las salas de clases y de las agendas saturadas de los profesores?

En esta perspectiva, indicamos al poder público mejoras para una nueva construcción social de la escuela, que sirva de guía para una Educación del siglo XXI hacia una sociedad solidaria, justa y sustentable: