A partir de una reflexión en torno al vínculo entre el arte y el libro álbum, Roberto Cabrera revisa algunos autores y textos que introducen de manera explícita referentes artísticos, y otros en los que se exponen ciertos problemas y desafíos propios del arte pictórico.
No deja de ser curioso recordar que cuando el libro álbum empezó a aparecer con mayor frecuencia entre las colecciones de librerías y bibliotecas, muchas personas se preguntaban por la utilidad de este género de características tan novedosas en ese momento. ¿Qué hacer con un libro bellísimo, pero de tan pocas palabras y tantas imágenes? Claramente ese estándar propuesto por el álbum como carta de presentación fue visto con incomodidad al inicio, en especial al interior del mundo escolar, acostumbrado (y muchas veces mal acostumbrado) a pensar en los libros en función de la evaluación posterior. Si se piensa con calma, en esa fórmula textual expresada con un cierto tono de desprecio está la respuesta a la pregunta. Dicho de otro modo, la primera lectura que le damos a un álbum debiera estar enfocada en el ojo, en la mirada que se enfrenta a este peculiar pacto de lectura, el del mundo icónico que construye el autor. No hay que forzar mucho las cosas para establecer una comparación con lo que solemos hacer cuando estamos frente a un cuadro en una exposición. Así, el vínculo entre el arte y el picture book asoma como un asunto necesario de revisar y analizar.
No es raro constatar que la reflexión sobre la naturaleza estético-plástica del álbum surja desde los propios autores, y también desde la voz de la crítica y la academia. De hecho, en un número especial del año 2006, la revista española Peonza abordó en detalle la compleja y variada relación entre el álbum ilustrado y el arte. En su editorial, la revista propone al álbum como “la primera ventana que los niños abren al mundo del arte”(p.5). CONTINUAR LEYENDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario