lunes, 29 de febrero de 2016

El sueño de las moscas. Un artículo de Juan Villoro sobre el Escritor Augusto Monterroso.

Cuentos, fábulas y Lo demás es silencio reúne la ficción breve de Augusto Monterroso y la novela que escribió a contrapelo de la norma. Lo demás es silencio se publicó en 1978, año tranquilo en que no se hablaba de posmodernidad, zapping ni hipertexto. Poco más tarde, el libro hubiera recibido esas vistosas etiquetas del pop académico. Su insólita estructura anticipa la metaficción contemporánea: una novela escrita con géneros ajenos a la novela (entrevistas, poemas, aforismos, papeles dispersos, índices, notas de pie de página). Su tema de conjunto es la vida y la obra de Eduardo Torres, gloria municipal del imaginario San Blas, S. B., que escala a diario el Everest del lugar común. La mayor paradoja de esta biografía fragmentaria consiste en ser tan completa que encumbra y destruye a su protagonista.

[...] Ya en el cuento Leopoldo (sus trabajos) Monterroso había trabajado el idiotismo del mundo intelectual. Forzado a llevar un diario de Gran Hombre, Leopoldo escribe: "Hoy me levanté temprano, pero no me sucedió nada". El relato narra el tránsito de alguien que no sabe escribir a alguien que aprende a escribir horriblemente. La distancia de la ironía permite a Monterroso hacer un cuento maestro con mala literatura. El procedimiento se intensifica en Lo demás es silencio. La esposa de Eduardo Torres dice de su marido: "Cuando no se le ocurre nada, escribe pensamientos". Por esta vía, el docto inútil produce enormidades: "Los enanos tienen un sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista". A propósito de la dificultad de escribir Vidas paralelas al modo de Plutarco, comenta: "El actual afán de desplazamiento constante, al mismo tiempo que la facilidad intrínseca de los transportes modernos, hace con demasiada frecuencia que hoy día las vidas de unos y otros, bien se trate de particulares o de simples personajes, no sólo no se junten, sino que incluso se crucen, cuando lo bonito de las paralelas es que no se encuentran jamás".

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Fuente: El País


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