miércoles, 3 de febrero de 2016

Tras las líneas. Un artículo de Rafael Muñoz

En estos días, cuando las palabras parecen agotar significados por su excesiva exposición al verbo fácil o quizá a su tratamiento más espurio, parecen olvidar, quienes las utilizan, la función comunicativa para la que que fueron creadas.

Si leemos la prensa o nos da por escuchar la radio y la TV, intentando entender lo que pasa, la desazón nos invade, cuando no la indignación o el arrebato, porque aquello que esperan poder comunicarnos se nos escapa entre las manos como hilos de agua.

Todo ello me lleva a renovar el convencimiento de que es necesario, imprescindible, conocer mejor estas herramientas (las palabras), su armazón, sus posibles ensamblajes, para descubrir qué se atrinchera y esconde en los discursos, tras las líneas.

Por esa razón vuelvo por mis fueros, esperando que mis palabras, las que ahora comparto de nuevo con ustedes, aunque ya probadas, no les provoquen una molesta acidez.

[...] La línea es una palabra de género femenino, y tiene multitud de perfiles semánticos: desde trinchera, vía o dirección, sin olvidar linde, meta o confín. Sabe relacionarse con la creación plástica con una gran carga metafórica, como acabamos de comprobar. También puede hacerlo, en plural, convertida en surcos que roturan un texto y le dan sentido, marcan un trayecto, tienen un recorrido que puede llevarnos a la consecución de un propósito u objetivo. 
En este sábado, en el que seguimos esperando el inicio y/o el final de tantas cosas, les invito a cruzar por estas líneas que semanalmente comparto con ustedes. 

Las primeras tienen que ver con los ecos que me han dejado la relectura de un texto de Laura Freixas, Taller de narrativa, que ofrece pautas muy instructivas a sus posibles lectores sobre cómo se construye la arquitectura de un texto de ficción: cuento, relato corto, novela… 

Olvidándose del argot para especialistas y sembrando de ejemplos sacados de los grandes autores y títulos de la literatura, la autora nos habla de los temas, los tipos de narradores, el famoso y necesario “punto de vista”, el argumento y los personajes.


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